Karl Shapiro
Poeta y crítico estadounidense
Karl Shapiro nació en Baltimore el 10 de noviembre de 1913 en el seno de una familia de origen judío.
Se inició escribiendo teatro y críticas literarias bajo seudónimo. Cursó estudios en la Universidad de Virginia mientras desempeñaba diversos oficios.
En los años 40 se enroló en el ejército y durante la II Guerra Mundial, destinado en Nueva Guinea, escribió V letter, ganadora del Premio Pulitzer.
Tras la guerra fue editor de varias revistas y profesor en universidades como Nebraska, Chicago o California.
Autor prolífico, sus obras de madurez se acercaron a terrenos pornográficos, como Fucking, publicada a los 80 años de edad.
Se casó tres veces y tuvo dos hijos.
Karl Shapiro falleció el 14 de mayo de 2000 en Nueva York.
Obras
Poesía
Adult Bookstore (1976)
Auto Wreck (1942)
Collected Poems, 1940–1978 (1978)
Essay on Rime (1945)
New and Selected Poems, 1940–1987 (1988)
Person, Place, and Thing (1942)
The Fly (1942)
Place of Love (1943)
Poems (1935)
Poems 1940-1953 (1953)
Poems of a Jew (1950)
Poet: Volume I: The Younger Son (1988)
The Bourgeois Poet (1964)
The Old Horsefly (1993)
The Place of Love (1943)
Trial of a Poet (1947)
V-Letter and Other Poems (1945)
White Haired Lover (1968)
The Wild Card: Selected Poems, Early and Late (1998)
Autobiografías
Reports of My Death (1990)
Poet: An Autobiography in Three Parts (1988–1990)
Ensayo
The Poetry Wreck (1975)
To Abolish Children and Other Essays (1968)
A Primer for Poets (1965)
In Defense of Ignorance (1960)
Randall Jarrell (1967)
Start With the Sun: Studies in the Whitman Tradition, with James E. Miller, Jr., and Bernice Slote (1963)
Prose Keys to Modern Poetry (1962)
Novela
Edsel Dope (1971)
UN JARDÍN EN CHICAGO
En mitad de la ciudad, bajo un cielo oleoso,
yazgo en un jardín verde oscuro
que parece sedimento de la imaginación,
rodeado a la vuelta por las elegantes espigas de las cercas de hierro.
Mi rostro se vuelve una luna de soles ausentes.
Un tenue calor golpea mi lectora cara;
las rosas no son rosas en este lugar arenoso,
pero el azul gris de las lilas sostiene sus campanillas afuera.
Duras zinias y feas caléndulas
y una dulce estatua de un niño apoyado.
Un fluir de poesía en el canalón del otro lado del patio
me hace pensar que yo fui un pájaro de la prosa;
por sobre la cabeza, en una pesada nube dorada,
cuelgan las gordas almas de los animales
y engañan a mis ojos los brillantes puntos de las mariposas
que se encienden y apagan como distantes señales de neón.
Asumiendo que este jardín continuará existiendo,
una anciana dama patrulla las zinias
(ella lanza miradas como George Washington al atravesar el Delaware).
El portero da recorridas hasta el hierro del rail,
los amontonamientos ampulosos del tráfico están fuera de ahí,
y a través de la calle, en un bar para negros
con espejos de medianoche, el profesional
toma su primer whisky de la tarde.